La Riva degli Schiavoni, un escenario monumental y punto de desembarco de los antiguos buques mercantes, se extiende como una amplia promenade que se inclina a cada hora sobre las gigantes aguas azules. Desde allí, la perspectiva hacia San Giorgio Maggiore nos transporta a un escenario de ensueño en cualquier momento del día.

El monumento a Vittorio Emanuele II evoca los carnavales de los años 90, cuando un polaco, que no hablaba italiano, posaba imitando el movimiento de la estatua ecuestre, creando una imagen imborrable de aquella época.

Sobre la Riva degli Schiavoni, el histórico Hotel Metropole resguarda entre sus muros el eco de la música de Antonio Vivaldi, quien impartió allí sus inolvidables lecciones. Sus inconfundibles acordes aún resuenan en nuestra memoria cuando pensamos en La Serenissima, Venecia.

Grandes figuras han sido huéspedes de este emblemático hotel: Sigmund Freud, Marcel Proust y Thomas Mann descansaron en sus habitaciones, y en tiempos más recientes, personalidades como Patti Smith, Lenny Kravitz, Giovanni Allevi y Jovanotti también han disfrutado de su hospitalidad.

Pero el viernes 28 de febrero de 2025, el horizonte del Metropole no miraba hacia San Giorgio Maggiore, sino que nos trasladaba a Jemaa el-Fnaa, al exótico y vibrante ambiente de Marrakech.

Gracias a la cortesía de Beppe Puglia y la propietaria del hotel, Gloria Beggiato, ABC Mundial tuvo el privilegio exclusivo de participar en la cena de carnaval “Marrakech en Vogue 1930”.

Desde la cocina llegaban los aromas de una exquisita fusión de sabores: focaccia de cúrcuma, couscous, tajine de ternera con verduras agridulces y un bufé de dulces típicos en una sala dedicada exclusivamente a los postres. Como broche de oro, el tradicional té a la menta, servido por camareros ataviados con fez rojo, completaba la experiencia sensorial.

El ambiente estuvo envuelto en un aura mágica: música marroquí, danzas tradicionales con candelabros y velas encendidas, sumergiendo a los invitados en una noche inolvidable.

El Carnaval de Venecia 2025 nos transportó, por unas horas, a la mística ciudad de los muros ocres y rojos, reflejada también en los rincones más escondidos de la propia Venecia.