Según cuentan los guías locales y algunas estadísticas que circulan por internet, República Checa está en el podio de los países que consumen más cerveza del mundo. Esta estrellita que llevan orgullosamente por sobre Irlanda y Alemania –que completan el podio- les da el permiso oficial para producir un mundillo turístico a partir de esto.

A saber, la media promedio de ciudadanos checos consume un mínimo de 1,5 lts de cerveza diaria. Sí, es decir, una botella y media cada día. ¡Es que algunos arrancan en el desayuno! Y allí, en el mundo cervecero no se discrimina género, ni circunstancia.

Son reconocidos por su “Pilsner Urquell” y la “Budvar” -a Budweiser original- pero tienen muchísimas más, y siempre se considera un buen momento para tomar una, al paso o andando. Vale considerar que en la gran mayoría de los bares, el tamaño más pequeño de vaso, o mejor dicho de chop, ya viene con un intenso estándar de 0,5lts.

No nos sorprenderá leer que a partir de este consumo casi masivo de la popular bebida alcohólica se han creado distintos “kioscos-turísticos”, desde tours específicos por bares y pequeñas fábricas, miles de souvenires relacionados, festivales en ciertas fechas, etc. Pero la creatividad checa no ha terminado ahí.

Los ejemplos pueden ser casi tan interminables como los sitios donde se puede comprar cerveza, pero en Praga, capital y epicentro de extranjeros visitantes se han elaborado originales modos de consumir ésta bebida. ¿Sobre trenes miniaturas? ¿En mesa que se hamacan? Todo es posible. ¡A tomar… nota!

Dentro del denominado Barrio Nuevo de Praga, hay un lugar de comida típica checa llamado “Müster”, y su particularidad es que deja a disposición de sus clientes la opción de ubicarse en mesas de madera –sobre la vereda- para hasta unas seis personas, que tienen la característica de moverse suavemente hacia adelante y atrás como una hamaca.

En “Müster” los bebedores, con sus pies, son los encargados de impulsar el lugar donde están sentados, durante el tiempo y con la intensidad que gusten. Pero… tranquilos, la mesa queda fija y las cervezas no corren riesgos, al menos no por el mecanismo.

Por otro lado, a unas cuadras, en plena plaza Wenceslao, hay otra genialidad de bar, al menos por su estética, se trata de “Vytopna”, un sitio en el que las bebidas te llegan a tu mesa a través de un circuito de trenes de mercancías que recorre todo el lugar.

Todo indica que las ingeniosas creaciones seguirán apareciendo en torno a esta bebida, porque cada novedad que surge es bien recibida por una cantidad enorme de fanáticos que llegan a la “bohemia” Praga no tanto por su significado histórico, sino por los beneficios de ser la capital de la cultura cervecera.