Andrés Calamaro, el "Salmón" del rock en español, ofreció anoche un concierto memorable en el Movistar Arena de Bogotá, deleitando a miles de fanáticos con un recorrido por sus más grandes éxitos. La velada estuvo cargada de nostalgia y energía, y culminó con un inesperado y vistoso homenaje a sus raíces que dejó al público asombrado.

El show estuvo antecedido por una protesta simbólica que dejó en evidencia el rechazo de algunos sectores a su conocida defensa de la tauromaquia. Sin embargo, esto no opacó el entusiasmo de los asistentes, que colmaron el recinto en espera de una noche inolvidable.

Desde los primeros acordes, Calamaro demostró su maestría sobre el escenario, interpretando himnos que han marcado a varias generaciones. El público coreó cada letra, desde los clásicos de Los Rodríguez hasta sus composiciones más emblemáticas como solista. La conexión entre el artista y sus seguidores fue palpable, creando una atmósfera íntima a pesar de la magnitud del lugar.

Con su característica voz y carisma, Calamaro navegó por un repertorio que incluyó joyas como “Flaca”, “Sin documentos”, “Crímenes perfectos” y “Paloma”, entre muchas otras, dejando claro por qué sigue siendo una figura indispensable del rock iberoamericano.

El clímax de la noche llegó de una manera que pocos esperaban. Tras un derroche de talento musical, Andrés Calamaro transformó el escenario en una plaza de toros imaginaria. Con un gesto que evocaba la tradición taurina española, el artista apareció blandiendo una bandera de España, mientras la vibrante melodía de un pasodoble inundaba el Movistar Arena. Este inesperado y audaz final generó una ovación atronadora, con el público aclamando la originalidad y el arrojo del "Salmón", quien una vez más confirmó su estatus como un artista que rompe esquemas y siempre deja huella.