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Cracovia: ciudad con consciencia ciudadana

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Las razones de una marcha pueden ser parecidas en distintas partes del mundo. Pero el modo de manifestarse no. En un rincón del globo, existen “piquetes organizados”

Caminando por las calles de Cracovia, en el ruido ambiente del movimiento cotidiano de una tardecita de enero, con temperatura bajo cero, se destaca una canción entonada por un grupo de personas, que se encuentran a varias cuadras de donde estoy.

“Necesito saber qué pasa”, dijo primero mi voz en mi mente, y luego le pedí a mis amigas que me acompañen a seguir el sonido.

Notamos que a medida que nos acercábamos al lugar desde donde provenía la canción, mezclada con aplausos, y una fuerte voz en polaco que luego comprobaríamos que era de una persona que se encontraba arriba de un escenario con micrófono en mano, aumentaba la cantidad de policías y el tránsito vehicular era casi nulo.

Llegamos. Un grupo de unas cien personas estaban sobre la plaza, frente al escenario, escuchando al orador de turno. Algunas llevaban carteles: “Government: stop violence”, o un simple “Stop”.

Mi curiosidad periodística no se conformó con ver lo que sucedía, necesitaba más información. Avancé hasta mezclarme entre la gente, mientras mis amigas esperaban en el punto de encuentro pautado, por si me perdía.

“Sorry, Can you tell me what´s happening here?”, le pregunté a una parejita de adolescentes que, abrazados, escuchaban con entusiasmo el discurso de un nuevo orador. Entre ambos me explicaron que era una marcha estudiantil en contra de medidas que había tomado el gobierno polaco: recorte del presupuesto estudiantil, cambios en los planes de estudio, que consideraban violentas hacia el sector.

Lo que llamó mi atención no fue el reclamo, sino el modo en que se desarrollaba ese, que era ejemplo de cómo son las marchas allí: ¡Están organizadas! Se avisa a las autoridades quién y por qué se hará la movilización; hay un horario de inicio, una lista de oradores que se respeta, y cuando cada uno de ellos termina su discurso, la manifestación se desconcentra. La policía, además de evitar posibles disturbios, también controla que suceda aquello que se informó.

No existe la posibilidad de que de repente, 15, 30 o 100 personas decidan en el momento ocupar el espacio público como se les dé la gana. Pueden expresarse, nadie les coarta esa libertad. Pero se procura en simultáneo que aquellos que no forman parte de esa manifestación, continúen su jornada sin grandes complicaciones.

En inglés no supe cómo explicarle a la parejita polaca que en Argentina se convoca a marchas que pueden durar muchas horas, incluso días; que no se hacen sobre las plazas, sino cortando el tránsito; que las razones que los reúnen son muchas, diversas y a veces con una relación establecida a la fuerza; que los manifestantes, que no siempre tienen en claro por qué están ahí, son ciudadanos que le reclaman mejoras al gobierno de turno, pero se violentan con sus pares que intentan llegar a sus trabajos o a la escuela.

En inglés no supe cómo explicar. En castellano, aún me cuesta comprender.