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Crímenes de ¿honor?

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By Patricia Pérez
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Avances o retrocesos según como nos involucremos

Trece mujeres son asesinadas diariamente por "honor" a manos de sus propios familiares, en algún lugar del mundo según la jordana Rana Husseini, activista por los derechos humanos y periodista que ha dedicado su vida a denunciar esta práctica.

"Documento los casos de mujeres, sus historias, el hecho de que vivieron sobre esta Tierra y alguien las privó del derecho a seguir viviendo", dijo Husseini, que es autora del libro "Asesinato en nombre del Honor" publicado en el año 2010 donde describe aberrantes casos de muerte que intentan justificarse de manera injustificable.

Según Husseini, informes presentados ante el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas a partir del año 2011, indican que este tipo de muertes tienen lugar en Bangladesh, Brasil, Egipto, Estados Unidos, Gran Bretaña, India, Israel, Jordania, Marruecos, Pakistán, Palestina, Suecia, Turquía, Uganda y Yemen, países con alguna relevancia en el tema, pero hay otros.

Luces tenues pero luces al fin.

Jordania, por ejemplo, ha encontrado avances significativos por el activismo contra estos crímenes que la Reina Riana ha desarrollado y se ven mejoras.

Por ejemplo, en 2009 se creó el primer tribunal especial de la historia en juzgar a hombres que matan por el honor de su familia. Por primera vez el tribunal se negó al pedido de la familia de retirar los cargos. El hombre fue condenado a 15 años de prisión efectiva.

Entre tanto, indignantes casos que muestran conductas repulsivas y que hunden a la Humanidad en sus peores prácticas, siguen sucediéndose, amparados los asesinos en débiles respuestas de los gobiernos de los Estados donde se suceden.

Doloroso ejemplo, en 2016, Farzana Parveen, de 25 años, fue atacada hasta morir bajo una lluvia infame de piedras por 20 asesinos, algunos de ellos miembros de su familia, en la región paquistaní del Punjab.

La horda asesina gritaba que ella no obedecía a su esposo Iqbal, quien sollozando por su poca fortuna, dijo a CNN que había matado a su primera esposa seis años antes para poder casarse con Farzana.

Hace días, Qandeel Baloch, llamada la Kardashian paquistaní, fue estrangulada por su hermano en la ciudad de Multan. Ella ofendía el honor familiar con sus fotos en Facebook.

"Para proceder a la masacre, los asesinos construyen primero el argumento que la justifique".

Con esta brutal pero irrebatible definición, nuestro lúcido Filósofo Tomás Abraham abre las páginas del trabajo que Michel Foucault desarrollara en su genial obra "Genealogía del Racismo".

Foucault describe cómo grupos étnicos, orientaciones religiosas múltiples, grupos de fanáticos y en muchas ocasiones los Estados, construyen argumentos para exterminar a los "distintos" con justificaciones morales, razones históricas y culturales que permitan poner al agresor del lado de la verdad.

Los llamados crímenes de honor, si es que alguien en su sano juicio puede encontrar honor alguno en el crimen, intentan justificar el embrutecimiento de la especie humana basándose en lo intolerable que resulta tener una conducta distinta a la ordenada por el agresor.

UNICEF dice que en la Región de América Latina, los asesinatos de honor son la tercera causa luego del acoso sexual y la violencia doméstica.

Naciones Unidas estima en cinco mil las mujeres víctimas de su familia en asesinatos de honor todos los años.

Estos embrutecidos asesinos que creen tener la razón de su lado, agregan sinrazones que amplían el horror, pues no es solo una vulnerabilidad femenina caer víctima de estas enajenaciones.

Turquía mantiene hace una Década una tendencia: son más hombres que mujeres los muertos en los llamados crímenes de honor, según datos de la Universidad de Estambul.

Ya en 2006 la policía turca registró un total de 1.190 asesinatos bajo el argumento de honores familiares mancillados, de los cuales 710 fueron perpetrados contra hombres y 480 contra mujeres.

Mujeres y hombres asechados por asesinos cercanos, mueren en países diversos y sorprendentes como es el caso de Aqsa Parvez, joven canadiense de 16 años estrangulada por su padre paquistaní por no querer usar velo islámico en Canadá.

Guerras cotidianas que solemos mirar sin ver.

Aunque a veces, cuando logramos ver, nos ponemos de pié dándole esperanzas a la vida, como hicimos en apoyo de Constanza Santos, que ejerció su inalienable Derecho a amamantar en una plaza pública de San Isidro, al norte del Gran Buenos Aires, cuando dos mujeres policías intentaron penalizar su acto de amor y supervivencia de la especie, despertando una increíble y vivificante reacción popular que llevó a miles de mujeres que amamantan, a sentarse en plazas de toda la Argentina a dar de comer de sus senos a sus bebes lactantes, muchas de ellas acompañadas por sus esposos, hijos y parientes.

Un tetazo oportuno. Una lucecita que abre caminos. Como la vida misma.