El huracán Melissa, que alcanzó la categoría 5 durante su paso por el Caribe, continúa su desplazamiento hacia el Atlántico norte tras dejar una estela de destrucción masiva en Jamaica y azotar ahora las islas del sureste de Bahamas como un sistema de categoría 1, con intensas lluvias, marejadas peligrosas y fuertes vientos.

El Departamento de Meteorología de Bahamas informó que el centro del ciclón pasó cerca de Inagua y Mayaguana, registrando vientos sostenidos de hasta 140 km/h y ráfagas superiores a 160 km/h. Las autoridades ordenaron evacuaciones obligatorias en zonas costeras bajas ante el riesgo de marejadas de hasta dos metros, aunque aclararon que la infraestructura hotelera del archipiélago no ha sufrido daños significativos y no se reportan incidentes graves con turistas.

En contraste, Jamaica enfrenta una crisis humanitaria y económica tras haber recibido el impacto directo de Melissa como un huracán de categoría 5, el más potente registrado en el Caribe en los últimos años. Los principales centros turísticos de la isla, desde Montego Bay hasta Ocho Ríos y Negril, sufrieron severos daños en hoteles, carreteras, puertos y aeropuertos.

Los aeropuertos Sangster International (Montego Bay) y Norman Manley (Kingston) permanecen cerrados tras inundaciones, daños estructurales y cortes de energía. En tanto, las terminales de cruceros de Montego Bay, Falmouth y Ocho Ríos quedaron inoperativas por el impacto del oleaje y los vientos, obligando a las navieras a desviar rutas hacia otros destinos del Caribe.

Hoteles de la costa norte registraron rotura de cristales, techos desprendidos y filtraciones severas. Algunos continúan operando con generadores de emergencia, aunque la falta de agua potable y combustible limita su recuperación. Miles de turistas permanecen varados a la espera de vuelos de repatriación.

El gobierno jamaicano ha priorizado el restablecimiento de la conectividad aérea y marítima, así como la evaluación de daños en la infraestructura turística, clave para la economía del país. Las autoridades advirtieron que la recuperación podría extenderse por semanas, mientras se trabaja en reconstruir con criterios de resiliencia climática ante un escenario de tormentas cada vez más extremas.

El paso de Melissa, que se formó el 21 de octubre en el Caribe oriental, marca uno de los eventos meteorológicos más destructivos del año y deja al descubierto la vulnerabilidad del Caribe ante los efectos del cambio climático.