Región:
Europa
Categoría:
Sociedad
Article type:
Enfoques

Francisco: el Papa que colocó el “fin del mundo” en el centro de la humanidad

  • Francisco: el Papa que colocó el “fin del mundo” en el centro de la humanidad
    Francisco: el Papa que colocó el “fin del mundo” en el centro de la humanidad
Región:
Europa
Categoría:
Sociedad
Article type:
Enfoques
Autor/es:
Por Pablo Munini @pablomunini
Fecha de publicación:
Imprimir artículo

Jorge Bergoglio, hijo de inmigrantes piamonteses, entonces arzobispo de Buenos Aires, el día 26 de febrero de 2013 abordó un vuelo desde Ezeiza que lo llevó a encontrarse, casi inesperadamente, con un destino eterno: el primer Papa argentino y latinoamericano de la historia de la Iglesia católica, de la historia de la humanidad.

Jamás regresó a nuestro país, pero en cada una de sus palabras y discursos estuvo presente su vida precedente: la cultura, el espíritu universal, la sabiduría popular de nuestra Argentina.

Aquella noche de un lunes de marzo del año 2013, la comunicación en latín permitió solo a los más perspicaces entender el nombre Bergoglio, y fue una simple palabra —“Buona sera”, buenas noches— la que hizo que el pueblo italiano se enamorara de inmediato del piamontés llegado de Argentina.

No menos impactante, grandiosa y significativa fue su despedida hace pocos días. Un último paseo urbi et orbi como pastor entre su pueblo el día de Pascua. Un paseo retransmitido a todo el mundo, a millones de seres humanos, católicos y no católicos, hasta “los confines del mundo”, hasta todos aquellos a quienes él había hecho creer en un nuevo renacimiento.

Su aparición y el paseo fueron una despedida del mundo terrenal con una fuerza simbólica única en la historia de la cristiandad. En el momento de la celebración de la resurrección de Jesucristo, del renacimiento espiritual, Francisco decidió entregarse a la muerte terrena, para alcanzar otra dimensión, otro renacimiento.

“Hoy nos hemos quedado solos”: fue el sentimiento unánime de los exponentes del mundo laico, de un mundo no católico, que durante todos estos años vio en Francisco a un líder que predicaba y practicaba en los hechos los valores de un mundo común más justo.

El último líder global que ilustró un rango de valores basado en la construcción de puentes que nos unan en el mundo, en la integración de los iguales, distinguiéndose de las ideologías ahora predominantes que basan su fuerza en la destrucción, en la exclusión de los no iguales, en las barreras, en el soberanismo que nos aísla y nos encierra.

Es que el primer pontífice del Sur global cambió el eje de la Iglesia católica durante los doce años de su pontificado. Forzó los límites, extendió el horizonte de la Iglesia católica, y tal vez por esto el mundo, más allá del Vaticano, siente también con mucho dolor la soledad de su partida.

El jesuita argentino forjó su pensamiento religioso-político con las manos en el barro de la pobreza, la miseria y la explotación en los países que hasta su llegada eran considerados periféricos. Realizó 47 viajes fuera de Italia a 66 países distintos: 20 en Europa, 14 rumbo a Asia, 9 al continente americano y 4 a África. Con su visita a Papúa Nueva Guinea en 2024 puso el pie por primera vez en Oceanía y logró el hito de haber pisado, como Papa, todos los continentes.

Fue en su primer viaje que mostró rápidamente el rumbo de su peregrinaje: Lampedusa, la “puerta de Europa”. Francisco arrojó al mar de la isla una corona de flores para recordar a todos los que habían perdido la vida durante las travesías mediterráneas en busca de una vida mejor, y denunció la “globalización de la indiferencia”.

"Con su humildad y sus gestos a la vez sencillos y profundos —abrazando a los enfermos, atendiendo a los sin techo, lavando los pies a los jóvenes presos— nos sacudió de nuestra autocomplacencia y nos recordó que todos tenemos obligaciones morales para con Dios y los demás."

Estas palabras de Barack Obama explican por qué Francisco consiguió ser un líder más allá de los límites de la Iglesia católica.

Francisco, sin embargo, fue primordialmente un líder espiritual, y desde esta perspectiva deben ser juzgadas sus acciones.

Algunos reconocidos medios de prensa europeos expresan hoy que los cambios del Papa fueron tenues o hasta no se realizaron completamente. Estas opiniones no consideran cuanto aquí apenas expresado: el Papa no era un líder político y sus acciones se llevaron a cabo dentro de la dinámica de una institución como la Iglesia católica, y no fuera de ella, desde el amplio terreno de la política. Francisco defendía los valores del Evangelio, los cuales claramente pueden proyectarse en la política.

El Papa Francisco renunció de inmediato a la suntuosidad y el lujo del Vaticano, para vivir en una residencia secundaria y viajar en un simple automóvil.

"Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?", un interrogante que rompió con siglos de prejuicios y puniciones de la Iglesia. Y llegó de este modo la bendición de las parejas gay y también la posibilidad de dar la comunión a los divorciados.

Durante el papado de Francisco, las mujeres comenzaron a ocupar un lugar de mayor importancia en la Iglesia. Una monja francesa, Nathalie Becquart, fue nombrada en mayo de 2019 para un cargo estratégico en el Vaticano: subsecretaria general del Sínodo de los Obispos, el equivalente a un rango episcopal. Y por primera vez en la historia de la Iglesia católica, una italiana, Simona Brambilla, fue nombrada para dirigir un dicasterio (el equivalente a un ministerio).

En junio de 2015, unos meses antes de la COP21 de París, el Papa publicó la encíclica Laudato si, dedicada a la ecología. Fue una primicia en la historia de la institución, una revolución. Un compromiso capital. En primer lugar con el mundo católico, que avanzaba hacia la “conversión ecológica”, pero también con los militantes ecologistas. Fiel a su compromiso social, Francisco insistió en la necesidad de ayudar a los países más pobres, los primeros afectados por la crisis climática.

Constantemente jaqueado por una oposición radical, el Papa argentino deja un legado completo de hitos que, aunque parezcan incompletos, permitirán a la Iglesia no volver nunca hacia atrás, y seguir evolucionando.

Se ha ido el padre de los pobres, de los últimos, el padre de la misericordia, se ha ido un padre de todos. Se ha ido el “Papa argentino”.

La política intentó reducirlo a una minúscula dimensión humana.

El tiempo nos hará comprender la dimensión gigante e infinita de Francisco, el humilde Jorge Bergoglio, a quien le gustaba “callejear” en Buenos Aires, viajar en subterráneo y cruzar caminando la Plaza de Mayo.