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Sociedad

Informe del Monitor Social de Panamá revela que la crisis por la pandemia dejó secuelas importantes en la educación panameña

  • Informe del Monitor Social de Panamá revela que la crisis por la pandemia dejó secuelas importantes en la educación panameña
    Informe del Monitor Social de Panamá revela que la crisis por la pandemia dejó secuelas importantes en la educación panameña

La educación es fundamental para el desarrollo del país, y es necesario abordar los desafíos actuales para garantizar un futuro mejor para los estudiantes y los docentes, concluye el estudio.

El estudio del Monitor Social de Panamá ha arrojado resultados preocupantes sobre la situación de la educación en el país, especialmente en lo que respecta a la comunidad educativa y los docentes. El informe "COVID-19: Una mirada sobre su impacto en la comunidad educativa panameña", realizado por el Instituto Latinoamericano para la Paz y la Ciudadanía (ILAPyC) bajo la dirección de Patricia Pérez y el programa "Monitor Social de Panamá" liderado por Judy Meana, en colaboración con el Magisterio Panameño Unido (MPU) coordinado por la Profesora Aminta Rudas, revela una serie de desafíos que la educación en Panamá enfrenta.

Antes de la pandemia del COVID-19, ya se evidenciaban problemas en el sistema educativo panameño, como la deficiencia en los procesos educativos, la falta de capacitación del personal docente y la ausencia de incentivos para mejorar su calidad. Estos factores contribuían a la fatiga de los educadores y, en muchos casos, al abandono de la profesión, lo que a su vez afectaba la deserción escolar.

Pruebas internacionales de calidad educativa como PISA y SERCE habían colocado a Panamá en una posición desfavorable en la región latinoamericana.

La pandemia de COVID-19 agravó aún más esta situación. A pesar de los esfuerzos por parte de las escuelas para adaptarse a la crisis, las conductas de los actores principales, incluyendo el Estado, los docentes y las familias, no han cambiado significativamente.

El informe se basó en una encuesta realizada a 164 docentes de diversas regiones de Panamá, en su mayoría del sector público y de todos los niveles educativos. Aunque esta cifra representa solo una pequeña fracción de los 62,000 educadores a nivel nacional, los resultados son preocupantes.

Entre los hallazgos clave se encuentra que casi el 60% de los docentes señala que, como resultado de la pandemia, las aulas tienen más alumnos y las condiciones de infraestructura son peores. Además, se ha observado un aumento de la violencia en el ámbito educativo y un deterioro en las relaciones entre los estudiantes.

Los educadores también notan cambios en el comportamiento de los estudiantes, incluyendo problemas emocionales, agresividad y falta de interés en el aprendizaje. Muchos estudiantes experimentan ansiedad, lo que se traduce en inquietud y comportamiento violento.

En cuanto a las familias, la falta de recursos económicos se refleja en la mala nutrición y la escasez de materiales didácticos, lo que dificulta aún más el proceso de aprendizaje.

Además, los docentes destacan la falta de apoyo en términos de salud física y mental, infraestructura y recursos didácticos. Las escuelas enfrentan graves limitaciones presupuestarias para satisfacer estas necesidades.

La situación en Panamá es preocupante y requiere una atención urgente. La educación es fundamental para el desarrollo del país, y es necesario abordar los desafíos actuales para garantizar un futuro mejor para los estudiantes y los docentes. Esto incluye mejorar la infraestructura, ampliar la cobertura educativa, mejorar la calidad del aprendizaje y reducir las brechas que la pobreza y la falta de acceso a tecnología generan en el sistema educativo.

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