Washington D.C. – La industria del turismo y la aviación en Estados Unidos encendió las alarmas ante el impacto del cierre del gobierno, que podría provocar un “desastre de viajes” durante la temporada más activa del año.

Durante una mesa redonda en la Casa Blanca, el vicepresidente JD Vance y el secretario de Transporte Sean Duffy se reunieron con los principales directivos de aerolíneas, líderes sindicales y representantes del sector turístico para evaluar las consecuencias del cierre y buscar soluciones temporales que alivien la presión sobre la Administración Federal de Aviación (FAA), cuyos empleados trabajan sin recibir salario.

“Podría ser un desastre”, advirtió Vance, subrayando que muchos trabajadores federales ya han perdido hasta cuatro cheques de pago. “¿Cuántos de ellos van a dejar de presentarse al trabajo?”, planteó.

Entre los asistentes al encuentro se encontraban Scott Kirby, CEO de United Airlines; Robert Isom, CEO de American Airlines; y Geoff Freeman, presidente de la U.S. Travel Association, quien reveló que “el 60% de los estadounidenses ya están reconsiderando sus planes de viaje debido al cierre”, con pérdidas estimadas en mil millones de dólares semanales para el sector.

Las aerolíneas, los sindicatos y las asociaciones turísticas coincidieron en que la prolongación del conflicto político podría generar un efecto dominó en la economía y poner en riesgo la confianza de los viajeros nacionales e internacionales.

Freeman y otros líderes empresariales instaron al Congreso a aprobar una resolución presupuestaria limpia para reabrir el gobierno y evitar mayores daños a la industria.

El recuerdo del cierre de 2019, que paralizó temporalmente aeropuertos como el de LaGuardia en Nueva York, reaparece ahora como una advertencia. Con el aumento de los problemas de personal en la FAA y la proximidad de Acción de Gracias, el sector turístico estadounidense enfrenta una amenaza real que podría golpear de lleno la recuperación del turismo.