En un anuncio inesperado que ya genera polémica, el expresidente Donald Trump informó el domingo por la noche que ordena la reapertura y expansión de Alcatraz, la famosa prisión ubicada en una isla frente a San Francisco, cerrada desde 1963.

A través de su red Truth Social, Trump escribió: “Estoy ordenando a la Oficina Federal de Prisiones, junto con el Departamento de Justicia, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, que reabran una ALCATRAZ sustancialmente ampliada y reconstruida, para albergar a los delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos.”

Alcatraz, que en su momento fue una prisión de máxima seguridad y alojó a célebres criminales como Al Capone y Robert Stroud, fue cerrada debido al deterioro de su infraestructura y los altos costos de operación, ya que todos los suministros debían ser trasladados por barco.

Hoy, la isla es un Monumento Histórico Nacional administrado por el Servicio de Parques Nacionales, recibiendo más de un millón de turistas cada año que recorren sus instalaciones y su historia. Convertirla nuevamente en prisión implicaría inversiones millonarias, en un contexto donde la Oficina Federal de Prisiones ha estado cerrando cárceles por problemas similares de infraestructura.

Un portavoz de la Oficina Federal de Prisiones confirmó en un comunicado que la agencia “cumplirá con todas las órdenes presidenciales”. Sin embargo, el anuncio ya despertó dudas sobre su viabilidad, legalidad y costos, además del impacto potencial sobre el turismo y el patrimonio histórico de California.

Mientras los críticos aseguran que debería priorizarse la reforma del sistema carcelario existente, los partidarios de Trump lo ven como un mensaje claro de mano dura contra el crimen. Los analistas políticos prevén que este anuncio dará de qué hablar en medio del ciclo electoral que se avecina.

Por ahora, el destino de Alcatraz queda en suspenso: ¿volverá a ser una prisión de máxima seguridad o seguirá siendo un símbolo histórico y turístico?