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Protestas de Ultima Generazione contra Carlo Cracco desatan medidas judiciales en Milán
Milán ha sido testigo de una serie de protestas protagonizadas por activistas del movimiento ambiental y social Ultima Generazione, quienes han llevado a cabo tres acciones directas en el restaurante del renombrado chef Carlo Cracco, ubicado en la exclusiva Galleria Vittorio Emanuele II. Las manifestaciones han puesto en el centro del debate la desigualdad social y el acceso a la alimentación, provocando respuestas tanto del chef como de las autoridades.
Tres protestas en menos de diez días
El 19 de marzo, cinco activistas se manifestaron frente al restaurante con pancartas, solicitando a Cracco que abriera su local una vez por semana para ofrecer comidas gratuitas a personas en situación de vulnerabilidad. Durante la acción, lograron ingresar al establecimiento y exponer sus demandas directamente.
El 23 de marzo, en un acto más simbólico y disruptivo, varios activistas arrojaron tres botellas de salsa de tomate en la terraza del restaurante, en el marco de la campaña "Il Giusto Prezzo", que busca generar conciencia sobre el acceso equitativo a los alimentos y los altos costos de la gastronomía de lujo.
Finalmente, el 26 de marzo, tres jóvenes entraron al restaurante y, tras sentarse en una de las mesas, derramaron vino como señal de protesta. Según los relatos de las manifestantes, el chef Carlo Cracco salió de la cocina y tomó el teléfono móvil de una de ellas, lo que llevó a que se presentara una denuncia en su contra por presunto hurto.
La respuesta de las autoridades y del chef
Ante estos actos, el questore de Milán, Bruno Megale, tomó medidas contundentes contra los manifestantes. En total, se emitieron siete órdenes de alejamiento de la ciudad, dos restricciones para ingresar a Milán por un período de dos años y 11 prohibiciones de acceso a locales públicos (Dacur) dirigidas a los activistas implicados.
Por su parte, Carlo Cracco reaccionó a las protestas con una publicación en sus redes sociales, donde afirmó que su restaurante no ofrece "pasti sospesi" (comidas suspendidas para personas necesitadas), pero sí mucha "publicidad gratuita" a los activistas. Esta respuesta ha generado aún más polémica en redes sociales, dividiendo opiniones entre quienes apoyan al chef y quienes consideran legítimas las demandas del movimiento.
Un debate en torno al lujo y la desigualdad
Las protestas de Ultima Generazione han reavivado el debate sobre la desigualdad económica y la accesibilidad a los alimentos en Italia. Mientras algunos consideran que los actos del movimiento son una forma efectiva de visibilizar un problema real, otros creen que atentar contra negocios privados no es la vía adecuada para generar un cambio estructural.
Lo cierto es que estas acciones han puesto sobre la mesa una conversación crucial sobre el acceso a la alimentación en una sociedad donde el lujo gastronómico convive con la precariedad. Resta por ver si estas manifestaciones lograrán generar un impacto más allá de la polémica y si influirán en futuras políticas de inclusión y apoyo a los sectores más vulnerables.