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Bendición “Urbi et Orbi” del papa Francisco en el Domingo de Resurrección
El Papa Francisco abogó por el cese a la violencia en Nicaragua y la entrega de ayuda a la población en Venezuela. También lamentó los ataques con explosivos en iglesias y hoteles que dejaron poco más de 200 muertos. Además, rezó por la paz en América y el resto del mundo.
"Que la alegría de la Resurrección llene los corazones de todos los que en el continente americano sufren las consecuencias de situaciones políticas y económicas difíciles. Pienso en particular en el pueblo venezolano: en tantas personas carentes de las condiciones mínimas para llevar una vida digna y segura, debido a una crisis que continúa y se agrava", dijo el Papa Francisco ante miles de cristianos de todo el mundo que se congregaron, para recibir su mensaje en el domingo de pascua.
En la misa pascual en la Basílica de San Pedro, el Papa lamentó los ataques con explosivos en iglesias y hoteles que dejaron poco más de 200 muertos. Además, rezó por la paz en América y el resto del mundo.
El máximo representante de la iglesia católica instó a los dirigentes de Venezuela a que terminen con la crisis política, social y económica que azota al país desde los últimos años.
“Quienes tienen responsabilidades políticas" en Venezuela deben trabajar para tomar medidas concretas que permitan “sanar las divisiones y dar a la población la ayuda que necesita", aseguró el pontífice.
Asimismo, durante la misa del Domingo de Resurrección o de Pascua, considerado el más importante para los católicos en Semana Santa, el Papa Francisco abogó ante la crisis que vive Nicaragua, profundizada desde abril de 2018, cuando comenzaron las protestas que exigen la dimisión del presidente Daniel Ortega, en el poder desde 2007.
“Que el Señor resucitado ilumine los esfuerzos que se están realizando en Nicaragua para encontrar lo antes posible una solución pacífica y negociada en beneficio de todos los nicaragüenses", añadió, desde la logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano.
En el tradicional mensaje Pascual previo a la Bendición “Urbi et Orbi”, a la ciudad de Roma y al mundo, que impartió este domingo 21 de abril, Domingo de Resurrección, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco hizo un llamado a la paz en el mundo, y en especial en aquellos países que sufren el drama de la guerra.
“La resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida para todos los hombres y mujeres, porque la verdadera renovación comienza siempre desde el corazón, desde la conciencia. Pero la Pascua es también el comienzo de un mundo nuevo, liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte: el mundo al fin se abrió al Reino de Dios, Reino de amor, de paz y de fraternidad”.
A continuación, el mensaje completo del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua! Hoy la Iglesia renueva el anuncio de los primeros discípulos: «Jesús ha resucitado». Y de boca en boca, de corazón a corazón resuena la llamada a la alabanza: «¡Aleluya!... ¡Aleluya!». En esta mañana de Pascua, juventud perenne de la Iglesia y de toda la humanidad, quisiera dirigirme a cada uno de vosotros con las palabras iniciales de la reciente Exhortación apostólica dedicada especialmente a los jóvenes:
«Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza» (Christus vivit, 1-2).
Queridos hermanos y hermanas, este mensaje se dirige al mismo tiempo a cada persona y al mundo. La resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida para todos los hombres y mujeres, porque la verdadera renovación comienza siempre desde el corazón, desde la conciencia. Pero la Pascua es también el comienzo de un mundo nuevo, liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte: el mundo al fin se abrió al Reino de Dios, Reino de amor, de paz y de fraternidad.