India aprobó un ambicioso programa industrial destinado a reducir su dependencia de las importaciones de imanes permanentes de tierras raras (REPM, por sus siglas en inglés), componentes esenciales para vehículos eléctricos, energías renovables y tecnologías de defensa. La iniciativa, valuada en 7.280 millones de rupias (unos USD 874 millones), llega en un momento en que China endurece sus controles de exportación sobre materiales estratégicos, generando tensiones en las cadenas globales de suministro.

Desde la mirada internacional, esta decisión refleja el objetivo de India de posicionarse como un proveedor alternativo en un sector históricamente dominado por China. Mientras Europa, Estados Unidos y otras economías buscan diversificar el acceso a minerales críticos, India intenta fortalecer su soberanía industrial y elevar su perfil dentro de la cadena global de tecnologías limpias.

Un paso clave para diversificar cadenas de suministro

El programa contempla la creación de una capacidad de producción integrada de 6.000 toneladas anuales de imanes, abarcando todo el proceso: desde óxidos de tierras raras hasta imanes terminados.
Actualmente, casi la totalidad de los imanes utilizados en India provienen del exterior, una dependencia que preocupa a fabricantes e inversores internacionales ante la creciente incertidumbre geopolítica.

El plan prevé incentivos por 6.450 millones de rupias vinculados a ventas durante cinco años, más 750 millones de rupias destinados como subsidio de capital. La selección de hasta cinco fabricantes se realizará mediante una licitación global, una señal de que el Gobierno indio busca atraer tanto inversión doméstica como extranjera.

Implicaciones para las industrias globales

Los imanes de tierras raras son fundamentales para motores de vehículos eléctricos, turbinas eólicas, drones, dispositivos médicos y electrónica avanzada. La iniciativa india podría aliviar presiones sobre la oferta global incorporando nueva capacidad productiva fuera de China.

Analistas internacionales señalan que el verdadero desafío será la ejecución: acceso a tecnología, procesamiento de alta calidad y prácticas mineras sostenibles. Si India logra implementar el programa de manera eficiente, podría fortalecer su rol en la transición energética global mientras avanza hacia su meta de carbono neutral para 2070.

Un movimiento estratégico con impacto mundial

El programa, que se extenderá por siete años, generará empleo, atraerá inversión internacional y permitirá construir una base manufacturera competitiva alineada con la visión de desarrollo a largo plazo del país.

Para la comunidad internacional, esta decisión podría marcar un paso hacia una cadena de suministro más diversificada y multipolar en minerales críticos, en un momento de creciente competencia por los recursos que sustentan las tecnologías de próxima generación.