El mundo entero se unió el sábado en una conmovedora despedida al Papa Francisco, con más de 250.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro en el Vaticano para rendirle homenaje. La ceremonia fúnebre, que duró aproximadamente dos horas, estuvo marcada por oraciones solemnes, aplausos espontáneos y un espíritu de esperanza que reflejó el compromiso del pontífice con la humildad, la compasión y la unidad a lo largo de su vida.

El servicio fue presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, quien describió a Francisco como "un papa del pueblo", destacando su capacidad de liderazgo abierto y su abrazo a la diversidad global. Delegaciones de 130 países, incluidos líderes mundiales y monarcas reinantes, estuvieron presentes. Entre ellos, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y el expresidente estadounidense Donald Trump, quienes se reunieron en Roma antes del servicio.

Después de la misa, el féretro del Papa Francisco fue trasladado en procesión por las calles de Roma, pasando por sitios históricos como el Foro Romano y el Coliseo, mientras miles de personas se alineaban en las calles para rendir su último homenaje. La ciudad quedó paralizada, con calles cerradas y campanas resonando en un inusual momento de luto colectivo.

En lugar de ser enterrado en el Vaticano, Francisco había manifestado su deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, un sitio sagrado que visitaba con frecuencia para orar antes y después de sus viajes internacionales. Esta decisión marca la primera vez en más de un siglo que un papa es enterrado fuera de los terrenos vaticanos.

Frente a la basílica, multitudes de todo el mundo —incluidos jóvenes religiosas, grupos escolares y familias— se reunieron, ondeando banderas y sosteniendo rosarios, encarnando la universalidad de la Iglesia Católica que Francisco defendió con tanta pasión. Dos pantallas gigantes transmitieron el funeral para comunidades pobres que viven cerca, en un gesto que reflejó su dedicación de toda la vida a los más necesitados.

Aunque la ceremonia de entierro final dentro de la basílica fue privada, se realizó un rosario público, y a partir del domingo, los fieles podrán visitar el sitio para rendir homenaje.

Este día histórico concluyó no solo con tristeza, sino también con un profundo sentido de esperanza, gratitud y amor, valores que definieron el pontificado transformador del Papa Francisco y que continúan inspirando a millones en todo el mundo.