El premio mayor de Mega Millions se acerca a un estimado de $977 millones, lo que lo convierte en uno de los premios más grandes en la historia de la lotería estadounidense. Esta asombrosa suma es el resultado de tres meses sin un ganador, alimentando los sueños de millones de personas en todo el país que esperan reclamar el elusivo premio mayor.

Por solo $2 por boleto, los jugadores pueden seleccionar seis números de grupos separados, con cinco selecciones que van del 1 al 70 y un número adicional, la Mega Ball, que va del 1 al 25. Si bien las probabilidades de ganar pueden parecer desalentadoras: 1 entre 302,6 millones, el atractivo de un pago tan masivo mantiene a los jugadores haciendo cola para tener la oportunidad de obtener una riqueza repentina.

Sin embargo, es esencial comprender que el premio mayor anunciado no es necesariamente lo que recibirán los ganadores. Si bien el premio mayor actual asciende a casi mil millones de dólares, los ganadores que elijan un pago en efectivo recibirían sustancialmente menos, estimado en alrededor de 461 millones de dólares después de las deducciones. Los impuestos federales reducirían aún más esta cantidad, y los ganadores podrían enfrentar impuestos estatales adicionales dependiendo de dónde se compró el boleto ganador.

A pesar de las escasas posibilidades de ganar el premio mayor, se han vendido millones de boletos ganadores durante la sequía del premio mayor. Los premios han variado desde pequeñas sumas hasta pagos importantes, brindando cierto consuelo a aquellos que se acercan pero no se llevan el premio mayor.

Mega Millions, junto con Powerball, está supervisado por loterías estatales y se juega en varios estados de todo el país. Los ingresos generados por la venta de entradas ayudan a financiar diversos programas e iniciativas, contribuyendo a la educación, la infraestructura y otros servicios esenciales en las jurisdicciones participantes.