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El COVID venció al carnaval: Río, Venecia y Barranquilla viven de manera inusual la llegada del Rey Momo
Este año 2021, en carnaval llevamos las deslucidas máscaras del “distanciamiento social “, la desconfianza y el temor y nos hemos quitado las máscaras de la burla, la ironía o la belleza; las máscaras que nos dan el estímulo para desafiar al mundo y no para aislarnos de él.
Un atardecer invernal desciende sobre Venecia . Las formas arquitectónicas del “Canale Grande “se desdibujan en un espacio espectral en el que no se divisan los perfiles de gondoleros , quienes este año no viajan hacía “el salón más bello de Europa” , a Plaza San Marco, llevando a destino sofisticadas máscaras.
Venecia no ha visto descender el “ ángel “ desde el alto campanario de su principal plaza y a miles de kilómetros , en Barranquilla, Colombia, la reina no ha pasado por la via 40 , dando el bautismo inicial al exuberante carnaval caribeño , arrojando flores al público en la “Batalla de Flores”.
En Rio de Janeiro, el “Sambodromo “, templo del carnaval, obra arquitectónica del célebre Oscar Niemayer esta sólo, silencioso, sin luces. El alcade no ha entregado las llaves de la ciudad maravillosa al rey Momo. En Ipanema las señales a lo largo de Visconde de Piraja indican 40 grados , pero la temperatura parece glaciar en una “ cidade maravilhosa “ sin samba , “batuques” ni “ blocos “ de vecinos y amigos que no ocupan la Avenida y se desplazan bailando y cantando sin prejuicios ni tabúes.
2021 el año sin el “Carnaval” que todos conocemos:
Llevamos las deslucidas máscaras del “distanciamiento social “, la desconfianza y el temor y nos hemos quitado las máscaras de la burla, la ironía o la belleza; las máscaras que nos dan el estímulo para desafiar al mundo y no para aislarnos de él.
El carnaval de Venecia es la fiesta del “Arte “, de la perfección estética. Rio de Janeiro es el desenfreno de la vída sin límites. Barranquilla, la simbiosis entre Europa colonial y África esclava en el escenario del Caribe.
Tres carnavales que he soñado y luego vivido. Tres carnavales que como muchos otros no estarán este año.
En el 2019 tuve la intención de visitar los tres , pero me resigné al comprender que las horas de vuelo entre cada una de las ciudades lo hacía imposible , opté entonces por la vida y el color de los dos principales carnavales de America del Sur.
Así fue como un día Domingo concluida la majestuosa y exuberate “ Gran Parada de la Tradición “ tributo a la tradición dancistica y musical del Caribe colombiano, regalé los boletos para los días siguientes a una anónima señora en la grada junto a mi y me dirijí hacía el aeropuerto. En el camino cada casa de Barranquilla vivía su carnaval , con su propia música que a todo volumen provenía desde su interior y con su propia decoración, tambien distinta a la de su vecino.
Llegaría luego de varios cambios de vuelo a Rio para mezclarme entre los “blocos “ a lo largo de las avenidas sobre la playa y para asistir al desfile final de las “ escolas de samba” consagradas como campeonas.
El carnaval en su más refinada expresión en Europa o en las más intensas y desbordantes de América Latina une mundos diversos, lejanos, contrastantes en cultura e historia pero al mismo tiempo identificados por el hilo conductor de una misma devoción.
Detrás de la máscaras venecianas que saludan con formal reverencia he descubierto seres humanos de una sensibilidad única que durante todo el año con meticulosidad se dedican a mejorar cada mínimo detalle de sus máscaras y vestidos hasta que llega el día en que sienten la emoción de presentarse al mundo en Plaza San Marco .En idéntico modo en Rio las “escolas do samba “y en Barranquilla los más de ochocientos grupos que desfilan , despliegan a lo largo de doce meses una rigurosa y escrupulosa organización destinada a preparar cada mínimo aspecto de su fastuosa presentación.
El carnaval, la fugaz ilusión de la igualdad, el poder, por unos pocos días, de hacer alarde de si mismo , de ostentar , de ser otra persona y provocar al mundo es el resultado de un descomunal esfuerzo, de un constante trabajo , de peculiares entrenamientos que tienen lugar a lo largo de todo el año.
La difusión de estos famosos carnavales generó en todo el mundo un multitudinario entusiasmo, transformando las ciudades y creando una industria de servicios con volúmenes de negocios muy considerables que representan una importante contribución a las economías locales.
El carnaval de Venecia había superado en el año 2019 la cifra de 60 millones de euros. La célebre fiesta de Rio por su parte generó en el mismo año la cifra monstruosa de 700 millones de dólares. Barranquilla no es menor en su importancia económica habiendo producido en el año 2020 la cantidad de 85 millones de dólares.
2021 sin el carnaval ha quitado el momento más esperado del año de estas tres ciudades y ha afectado además de forma severa sus economías.
2021 el año sin carnaval. Venecia, Río y Barranquilla.
Artículo y texto en español : Pablo Munini
Fotos de Rio, Venecia y Barranquilla : Pablo Munini instagram: pablomunini
English article by Pablo Munini , english text by Meredith Brunel -
Videos de Barranquilla y Rio de Pablo Munini con edición de Fernando González Casanueva.