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Pablo Munini: "Mi visita a París en plena pandemia"
París, ese “gran amor a ciegas“ de Julio Cortázar, no ha perdido su belleza y nada se la hará perder . Las personas pasean con tranquilidad por Trocadero o Saint Germain luciendo la mácara; pareciera que ella no afectara sus vidas. Lo mismo sucede en el famoso “ mêtro” donde los pasajeros enmascarados viajan sin preocuparse demasiado del distanciamiento social.
En el momento de la partida , el aeropuerto de Malpensa en Milán fue la primera señal de un nuevo escenario. El dispositivo de protección contra el Covid-19 obliga a caminar durante 15 minutos por un corredor silencioso hasta llegar al “check in” donde nos encontramos en el gigantesco espacio, ahora desierto, solos frente a una bella mujer con el rostro cubierto. Deducimos, por el movimiento de sus ojos, que sonríe por cortesía como lo hacía habitualmente en el pasado.
Al llegar a Orly parece que hemos sido desviados a otro destino fuera de Europa . El control de pasaportes se ha restablecido y a cada pasajero que pasa frente a quien verifica su identidad , se le obliga a bajar la máscara para constatar que su verdadero rostro es el mismo que el de la foto en el documento.
Al igual que Malpensa Orly parece el aeropuerto de alguna isla perdida en algún mar lejano que ve llegar vuelos esporádicos y no uno de los aeropuertos de la capital de Francia.
Al retirar la valija y encaminarnos hacia la salida un gran cartel informa que la temperatura de nuestro cuerpo esta siendo controlada mientras nos desplazamos.
Un taxista tunesino en la puerta muestra su cara iluminada de felicidad cuando le informamos el destino. El primer viaje , luego de varias horas de espera , nos confiesa.
París, ese “gran amor a ciegas“ de Julio Cortázar, no ha perdido su belleza y nada se la hará perder . Las personas pasean con tranquilidad por Trocadero o Saint Germain luciendo la mácara; pareciera que ella no afectara sus vidas. Lo mismo sucede en el famoso “ mêtro” donde los pasajeros enmascarados viajan sin preocuparse demasiado del distanciamiento social.
La “Ville Lumière” sin embargo ha perdido su ritmo y también algo o mucho de su esencia.
París junto con Bouche de Rhône fue el primer departamento en ser clasificado el 27 de Agosto como “ zona roja “ .
Para que un departamento sea declarado “ zona roja” su tasa de incidencia de Covid 19 debe superar los 50 nuevos casos de virus por cada 100.000 personas durante una semana.
En Champs Elysées no se forman las filas de automóviles que aumentan los reflejos de luces, los colores, la vida de la más bella avenida del mundo ; las “terraces” y restaurantes están semi vacíos.
No se escucha ese rumor de voces de París, en el que se entrecruzan el argot parisino, con el inglés americano, el alemán o el italiano.
Es muy difícil identificar el origen de las personas que circulan actualmente en una París silenciosa y que se mueve casi en “low motion”.
La “Ville lumière “ recibe 19 millones de visitadores al año según las últimas estadísticas y es después de Bangkok la segunda ciudad más visitada del mundo.
La tasa de ocupación de los hoteles en estos días sin embargo se encuentra un poco por encima del muy modesto 30 por ciento.
Lo cierto es que el contagio del Covid -19 no se debilita en París y tampoco en Francia. La dirección general de salud indicó el día 10 de Septiembre 8.577 nuevos contagios en todo el país en las últimas 24 horas precedentes.
El gobierno tendrá que "tomar decisiones difíciles", expresó el presidente del Consejo Científico. Jean-François Delfraissy describiendo el nivel de la epidemia de Covid-19 en Francia como "preocupante".
"Podemos estar falsamente tranquilos" porque el aumento en la circulación del virus tiene en el sistema de salud "poco impacto actual", pero puede haber "un aumento exponencial muy rápido en una segunda etapa.”, advirtió.
El Consejo Científico sin embargo está a favor de reducir la cuarentena y ha recomendado disminuir el tiempo necesario para aislar a las personas infectadas y a los casos de contacto de 14 a 7 días. "La transmisión de Sars-CoV-2 de las personas infectadas tiene un periodo máximo que va entre 2 días antes de la aparición de los signos clínicos y 5 días después, y se ha presentado muy excepcionalmente después del octavo día de infección" , expresó el Consejo.
Luego de caminar todo el día en una París en la que no consigo identificarme, termino mi recorrido en Notre Dame, decapitada sin su “ flèche” (aguja).
Solo frente a la infinita fachada de la catedral comprendo la verdadera dimensión del daño que ha sufrido y pienso que la experiencia directa con los hechos y los parámetros objetivos son el único medio que puede hacernos comprender la real magnitud de los mismos y que tal vez esto sea muy difícil de logar en este momento que vivimos.
El primer taxi en la larga cola en Saint Michel me abre la puerta , el chauffer está tranquilo , el Estado le ha concedido la ayuda económica a la que tiene derecho en sólo 24 horas . Con resignada sabiduría el hombre parisino ,sin embargo, reconoce que la “Ville Lumière “ necesitará para volver a ser el símbolo de la vida mundana y cosmopolita, del mismo largo y paciente trabajo que requiere para reconstruir y volver a dar su original belleza a Notre Dame.