Región:
Europa
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Sociedad
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Informados

Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento

  • Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento. Foto: Pablo Munini @pablomunini
    Los jóvenes por su parte han regresado en forma masiva a los pubs de la “movida” casi como si nada hubiese sucedido. Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento. Foto: Pablo Munini @pablomunini
  • Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento. Foto: Pablo Munini @pablomunini
    El “caffé ristretto“, rito veloz de cada mañana ha pasado del precio de un euro hasta incluso dos euros. Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento. Foto: Pablo Munini @pablomunini
  • Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento.  Foto: Pablo Munini @pablomunini
    Llegar 5 minutos tarde al turno de la peluquería puede costar una espera de varias horas, perder el turno y tener que volver la semana siguiente.  Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento. Foto: Pablo Munini @pablomunini
  • Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento.  Foto: Pablo Munini @pablomunini
    Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento. Foto: Pablo Munini @pablomunini
  • Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento.  Foto: Pablo Munini @pablomunini
    Así vivió Italia la primera semana del desconfinamiento. Foto: Pablo Munini @pablomunini
Región:
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Informados
Autor/es:
Por Pablo Munini @pablomunini
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 Muchos restaurantes siguen cerrados y los que han abiertos están semivacíos. Llegar 5 minutos tarde al turno de la peluquería puede costar una espera de varias horas, perder el turno y tener que volver la semana siguiente.
Los precios han subido y ha nacido así una especie de “tasa Covid",  argumento  con el cual se pretende hacer recaer sobre el consumidor los costos de la sanitización obligatoria de locales.
Los jóvenes por su parte han regresado en forma masiva a los pubs de la “movida” casi como si nada hubiese sucedido.

Transcurrió la primera semana de “desconfinamiento “ y la "nueva normalidad" en Milán tiene matices muy particulares.

 Muchos restaurantes siguen cerrados y los que han abiertos están semivacíos. Llegar 5 minutos tarde al turno de la peluquería puede costar una espera de varias horas, perder el turno y tener que volver la semana siguiente. 

 Los jóvenes por su parte han regresado en forma masiva a los pubs de la “movida” casi como si nada hubiese sucedido y el intendente ha expresado  su  intención de decretar nuevas restricciones y aplicar severas multas para evitar que se creen aglomeraciones  de personas  en las tradicionales  zonas de salida nocturna.

Los números del coronavirus han sufrido una caída abrupta. La ciudad ha recuperado esta semana  sus mínimos signos vitales que le permitirán tal vez en un momento futuro aún incierto  volver a identificarse con la vertiginosa capital económica de Italia, con el centro mundial de la moda.

Una semana es un período muy breve de tiempo, pero ha sido suficiente para comprender que el proceso de regreso al tiempo anterior va a ser lento y arduo. El temor al virus ha calado hondo en la población de la región de Lombardia, donde siguen concentrados dos tercios de los casos de contagio del país. La circulación de personas, principalmente en las zonas centrales de la ciudad se incrementa en modo prudente, observando el uso responsable de los dispositivos de protección. 

El domingo, sin embargo, la población como ocurriera el mismo día de la semana pasada previo a la reapertura, invadió en modo instintivo y espontáneo los jardines públicos y las zonas de bares. La postal era igual a la de hermosas épocas pasadas en la cuales el coronavirus era un fenómeno inimaginable.
Milán ha recuperado también en estos días su liderazgo entre las ciudades de Italia en una triste clasificación, la del aumento de los precios en muchos bienes o servicios cotidianos básicos. El “caffé ristretto“, rito veloz de cada mañana ha pasado del precio de un euro hasta incluso dos euros. Las peluquerías y los centros estéticos, vedettes absolutas en el momento. Los restaurantes semivacíos, así como varias otras actividades muestran aumentos en sus precios. Inclusive dentistas y centros médicos ponen a cargo de los pacientes un costo fijo de 10 euros atribuido a “dispositivos de seguridad". Ha nacido así una especie de “tasa Covid",  argumento  con el cual se pretende hacer recaer sobre el consumidor los costos de la sanitización obligatoria de locales, los acrílicos,los  guantes o los productos desinfectantes obligatorios por ley. 

La motivación real sin embargo es encontrar mecanismos que permitan recuperar lo perdido o cubrir los costos de gestión en un periodo próximo que se presenta como de de vacas flacas.
Volver el viernes por la noche al restaurante habitual, en el cual  en muchos momentos del año es necesario inscribirse en una lista de espera y encontrarlo vacío fue un poco decepcionante, pero más aún lo fue en el  momento de pagar la cuenta y constatar un aumento importante en los precios.