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Giro a la derecha: Bolsonaro asume la presidencia de Brasil
Este 1 de enero, Jair Bolsonaro asumirá oficialmente como Presidente de Brasil para el periodo 2019-2022. Y a partir de este momento, su gobierno deberá comenzar a resolver una serie de importantes y urgentes desafíos.
Jair Bolsonaro, de controversial candidato a Presidente. Señalado como racista, homófobo y cuestionado por estar a favor de la pena de muerte, el ultraderechista ha sido otro de los outsider que durante 2018 supo canalizar el descontento social. Con promesas de poner fin a la violencia e inseguridad, hallar una solución al flagelo del narcotráfico, encontrar una salida a la muy prolongada crisis económica y poner un freno a la corrupción es que ha logrado algo que paso de improbable a hechos constantes y sonantes: poner fin a una tradición de gobiernos de izquierda en Brasil. Con los mayores referente salpicados por hechos de corruptela, el Partido de los Trabajadores (PT) ha respirado su último aliento en octubre y esto decantó en la llegada Jair Messiaas Bolsonaro, militar retirado, al Palacio del Planalto. Quizá, más que por ser la voz de un conservador conservador que se encontraba callada a lo largo y ancho del país, Bolsonaro ganó por el rechazo generalizado al establishment, al PT y la figura del expresidente "Lula" Da Silva. Ahora, luego de su toma de poder este 1 de enero de 2019, es que sabremos si será capaz de revertir la crisis multidimensional que atraviesa la economía más grande de América del Sur.
En primer lugar, Bolsonaro tendrá que hacerse cargo de un país profundamente polarizado en términos políticos, en el que incluso su persona fue un factor más de división al interior de Brasil, al punto que siendo candidato, fue apuñalado durante un acto masivo.
En ese sentido, no hay que perder de vista que la oposición brasileña está dividida y que el Partido de los Trabajadores (PT), aunque aún cuenta con millones de partidarios, también suma millones de detractores que asocian los gobiernos del PT de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff con numerosos escándalos de corrupción.
De esta forma, en este ámbito, el principal reto de Bolsonaro será buscar involucrar a las diferentes fuerzas políticas de oposición en los grandes temas del país, más que gobernar en constante confrontación con ellos. Este punto está directamente relacionado con la gobernabilidad del país, ya que el Poder Ejecutivo liderado por Bolsonaro deberá convivir con un Poder Legislativo particularmente atomizado: el nuevo Senado reúne a 21 partidos políticos y la Cámara de Diputados, nada menos que a 30. Frente a este panorama, su gobierno deberá demostrar rápidamente habilidad política para establecer alianzas duraderas, porque de lo contrario, los próximos años podrían acabar entrampando su gestión.
Un segundo tema será la reactivación económica. Un asunto de gran urgencia para los brasileños, que han visto como el 2018 cerró con un crecimiento del PIB de apenas 1,3%, equivalente a menos de la mitad de lo proyectado hace un año. A esto se suma una inflación que alcanzó el 3,6% y un desempleo del 12,1% durante el mismo periodo.
Además, también hay que considerar el grave aumento de la pobreza, que en cuatro años pasó de 17 millones de personas en esa condición a 23 millones; un tema no menor, considerando que Lula durante sus ocho años de gobierno (2003-2010), logró sacar a poco más de 30 millones de brasileños de la extrema pobreza.
Un tercer desafío es el problema de la violencia y la inseguridad en un país que en 2017 alcanzó una tasa de 30,8 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. En otras palabras, superando las estadísticas de la violencia en México en el mismo lapso. Este es un asunto que preocupa desde hace años a los brasileños y que incluso llevó a Michel Temer a entregar la seguridad de una ciudad tan importante como Río de Janeiro a los militares, en febrero del año pasado. Una decisión polémica, pero que ejemplifica de manera clara lo difícil que ha sido erradicar la violencia a nivel nacional, así como el combate efectivo a las bandas armadas y el narcotráfico.