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Trump y su carta "constructiva" a Pekín
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se puso en contacto directo con el jefe de Estado chino, Xi Jinping, por primera vez desde su investidura. Envió una carta en la que expresa su deseo de una "relación constructiva".
En su misiva Trump agradeció a Xi su felicitación por la victoria electoral y sugirió que los dos países busquen una vía para suavizar sus relaciones. "El presidente Trump afirmó que desea trabajar con el presidente Xi en el desarrollo de una relación constructiva que beneficie tanto a EE.UU. como a China", expresó en un comunicado el vocero de la Casa Blanca Sean Spicer. La misiva, según indicó un escueto comunicado de la Casa Blanca, es respuesta a una comunicación previa de Xi en la que este dirigente felicitaba al magnate por su investidura. En ella, Trump declara su interés en “colaborar con el presidente Xi para desarrollar una relación constructiva que beneficie tanto a EE UU como China”.
Pese a que el 45º Presidente de EE.UU. ya ha mantenido conversaciones telefónicas con más de una docena de líderes desde que asumió su cargo, Xi solo ha sido el destinatario de la citada misiva. La carta no parece un gesto con marcado entusiasmo: expresa, por ejemplo, deseos al pueblo chino de un próspero año del Gallo dos semanas después de la llegada del año nuevo lunar, mientras que administraciones estadounidenses pasadas siempre enviaron sus felicitaciones puntualmente. Pero marca un claro cambio de tono frente a las declaraciones de este presidente durante el proceso de transición, más beligerantes hacia China. Las primeras tres semanas de la presidencia de Trump causó agitación en China debido a una serie de declaraciones poco agradables para el gigante asiático, incluidas las críticas a la relación de Pekín con Taiwán y las acusaciones de manipulación monetaria y de prácticas comerciales desleales. Además, Trump prometió imponer nuevos aranceles comerciales con China. El intercambio ocurre en momentos que otros asuntos tensan la relación bilateral, por ejemplo el contencioso del mar de la China Meridional, donde Pekín aumentó su presencia militar y construyó isletas artificiales en una zona que es objeto de disputa territorial entre varios países de la región.
Dialogó ya por teléfono con más de una docena de líderes desde que tomó las riendas de la Casa Blanca, pero, para comunicarse con el presidente de la segunda potencia mundial optó por una carta. En principio China había respondido con un sonoro silencio al intento de acercamiento. Pero el cambio en las últimas dos semanas, la retórica confrontación parece haberse dejado de lado, al menos de momento, para apostar por el pragmatismo. Tanto el secretario de Defensa, James Mattis, como Rex Tillerson subrayaron en declaraciones públicas la necesidad de resolver las diferencias por la vía diplomática. Y Pekín vio con júbilo cómo Ivanka Trump, la hija del presidente, visitaba su embajada en Washington durante los festejos del Año Nuevo chino.
Deseosa de evitar posibles encontronazos, Xi Jinping advirtió en Davos el mes pasado que una guerra comercial “no beneficiaría a nadie”. China se apresuro a dar la bienvenida a la misiva. En la rueda de prensa diaria de su Ministerio de Exteriores, su portavoz Lu Kang ha expresado la “satisfacción” de su Gobierno por recibir la misiva y ha restado importancia a detalles como lo tardío de la felicitación: “los festejos en China duran muchos días”, contestó a una pregunta al respecto.
Pese a la reacción pública de Pekín, el que la única comunicación desde la investidura entre los dos presidentes haya sido a través de carta puede interpretarse como un indicio de la frialdad de las relaciones. Trump encontró tiempo para mantener conversaciones telefónicas con líderes desde el ruso Vladímir Putin al francés François Hollande, el Premier de Australia y el presidente de México, más allá de que no han tenido final feliz. Preguntado en varias ocasiones, Lu Kang no quiso avanzar si finalmente el nuevo inquilino de la Casa Blanca hablará directamente en el futuro próximo