- Región:
- Mundo
- Categoría:
- Sociedad
Marcha de la vergüenza: "Soy un ladrón, no hagas lo que hice yo”
Una pareja de turistas australianos fue descubierta robando una bicicleta y tuvo que recorrer las calles de una isla de Indonesia con un cartel que decía: “Soy un ladrón, no hagas lo que hice yo”
Una pareja australiana pasaba unos días en la isla de Gili Trawangan, en Indonesia. Durante su estancia, una cámara de seguridad los grabo robando una bicicleta, y fueron detenidos. Recibieron el castigo habitual en estas islas en los casos de robo: "La marcha de la vergüenza”.
La pareja tuvo que recorrer las calles con un cartel que ponía: “Soy un ladrón, no hagas lo que hice yo”. Este castigo es más frecuente entre los nativos, pero también se aplica a los turistas, que posteriormente deben abandonar la isla, a la que no pueden volver en varios años. Con esta exposición pública en la marcha de la vergüenza, los acusados se libran de penas mayores, como multas o prisión.
El director de la oficina de turismo de la provincia de Nusa Tenggara Occidental, Laly Muhamad Fauzal explicó que la práctica de hacer desfilar a aquellos acusados de haber cometido crímenes en las islas surgió de una acuerdo entre la población local y la policía territorial.
La mayoría de esas marchas suceden en Gili Trawangan, la mayor y más desarrollada de las tres Islas Gili, frente a la costa de Lombok, a unos 40 km al este de la más conocida, Bali.
A diferencia de Bali, que atrae un gran numero de turistas de todo el mundo, las Islas Gili son mucho más pequeñas y consideradas principalmente seguras y pacíficas. Trawangan tiene apenas 3 kilómetros de largo y 2 de ancho.
La policía no tiene una presencia permanente en las islas de Gili Trawangan, Gili Meno o Gili Air. Como alternativa usan guardias de seguridad privada, con el apoyo de la policía territorial, cuando lo necesitan.
Si alguien es sorprendidos robando debe desfilar por la isla”, explicó uno de los responsables. “Después, esa persona será expulsada de la isla y no se le permitirá regresar por unos años”.
“Eso se hace para que la gente sea consciente de que no puede visitar un país extranjero y llevarse lo que quieran sin consecuencias”, añadió, haciéndose eco del amplio sentimiento general en la isla que la práctica es tanto justa como efectiva.
“Nunca he escuchado de alguien que fue acusado injustamente e hizo una marcha de la vergüenza”, dijo un habitante de la isla.
No está claro si la práctica tiene alguna base legal pero como los acusados generalmente evitan sanciones más serias, algunos observadores han señalado que pasar por la vergüenza y el veto posterior de regresar a las islas es preferible a iniciar una batalla legal con la posibilidad de una multa o algo peor.