- Región:
- Argentina
- Categoría:
- Turismo
El corazón de la historia operística mundial late en sus entrañas
El Teatro Colón es un museo viviente si tomamos en cuenta que exhibe sus instalaciones que, en sí mismas, cargan y forman parte en el desarrollo de la historia Argentina
Quien pueda tomarse libre un día de semana en la ciudad de Buenos Aires, o al menos una escapada dentro su jornada habitual y mirar a su alrededor, mejor dicho observar y prestar atención a los detalles, caerá en razón de la joya histórica-cultural y arquitectónica en la que vivimos. Difícil pero posible, increíble pero real. Inténtelo...
En vistas de esta propuesta lo invito a recorrer dos museos de la City que demuestran el carácter cosmopolita que posee esta urbe.
El primer destino prometido es un museo viviente si tomamos en cuenta que exhibe sus instalaciones que, en sí mismas, cargan y forman parte en el desarrollo de la historia Argentina. El teatro Colón se encuentra emplazado en un punto neurálgico de la ciudad que para 1809 era el centro y la zona más agraciada del Río de la Plata. Imponente en su estructura exterior e impactante en su interior posee características irrepetibles en el mundo que lo hacen único. Semejante tamaño tiene que llamarle la atención alguna vez, sino, por favor, haga el esfuerzo, tómese 50 minutos para realizar la visita guiada a esta maravilla reconocida por Lucciano Pavarotti como un teatro con “un grandísimo defecto. Su acústica y sonoridad son sencillamente perfectas. ¿Saben lo que eso significa para un cantante de Opera? Cualquier error por pequeño que sea se nota enseguida..."
El recorrido se puede realizar de lunes a domingos en horarios que van desde las 9.00 hasta las 17.00hs. Si bien los grupos salen muy seguido son lo suficientemente reducidos para poder apreciar las indicaciones y datos que brinda el guía. La entrada para sacar los tickets se encuentra sobre calle Lavalle, a uno de los laterales; con buenas indicaciones y asistido por el personal solo demora unos minutos en obtener su pase ($30 para residentes- $110 extranjeros Lunes descuento a estudiantes y jubilados, solo efectivo en pesos Argentinos)
De inmediato y con preámbulo que genera conexión Ariel, quien será nuestro norte en esta oportunidad nos lleva 100 años hacia atrás en el tiempo al realizar el primer stop en la Entrada de Honor que se encuentra bien diferenciada en todo el foyer (hall) con la típica alfombra roja que denota el status y calibre de las personalidades que por allí desfilaban camino a sus palcos. Si bien el detalle es sumamente rico en información es práctico e importante puntualizar en aspectos que son desatendidos ante la formidable “Sala principal” como pasa con el “Salón de los bustos”. Ubicado en el primer piso se encuentra flanqueado en su parte superior con la representación de los principales exponentes de la opera y el mundo lírico: Beethoven, Bellini, Bizet, Gounod, Mozart, Rossini, Verdi y Wagner. Pero en la lectura entrelineas está lo valioso: ninguno de lo materiales que forma parte de la construcción del edificio es de origen nacional, en el caso de esta sala, mosaico veneciano colocado a mano en el piso, estuco italiano y mármol belga en las paredes. Si bien la habitación impresiona lo jugoso se encuentra en los datos que brinda el experto ya que los tallados sobre los marcos expresan la sensible unión entre el teatro, la danza y la música al representar símbolos característicos. Imperdible los pormenores en relación a la ubicación especifica de los bustos.
Lamentablemente luego de su re-apertura en Mayo de 2010 ya no se puede acceder, por razones de seguridad, a los subsuelos donde se encuentra la cocina de este monstruo de la lírica y leyenda del ballet internacional; pero hay exposiciones que permiten apreciar los vestuarios utilizados en algunas de las obras que han pisado el escenario principal.
El corazón de la historia operística mundial late en las entrañas de la vorágine porteña, es una pieza que nadie debe dejar de apreciar. Hágase la oportunidad.